Así que tiene sentido que ahora, más que nunca, necesitamos atraer, equipar y empoderar a los niños para ser agentes del Reino de Cristo a un mundo perdido y que está muriendo: un mundo que necesita la esperanza, el amor y la paz que sólo Cristo puede dar.

Las vidas y el futuro de millones de niños están en peligro. Debemos tomar una decisión: invertir en los niños que están quedando marginados o enfrentar las consecuencias de un mundo aún más dividido e injusto debido a su raza, origen étnico, lugar de nacimiento, o al hecho de sufrir de alguna discapacidad o de vivir en medio de la pobreza, millones de niños y niñas en todo el mundo se ven privados de sus derechos y de lo que necesitan para crecer sanos y fuertes. Todos los niños y las niñas tienen derecho a una oportunidad justa en la vida. Sin embargo, millones de niños en todo el mundo están atrapados en un ciclo intergeneracional de desventaja que pone en riesgo sus futuros y el futuro de sus sociedades.

A nivel mundial, los niños constituyen cerca de la mitad de los casi 900 millones de personas que viven con menos de 1400 pesos por día.

En 2030 morirán 69 millones de niños, la mayoría en países pobres. Si no intervenimos en generar oportunidades para los niños y niñas más vulnerables, y si al menos no actuamos ahora para el 2030:

• Más de 165 millones de niños vivirán con 1,90 dólares por día y 9 de cada 10 vivirán en África.
• Casi 70 millones de niños menores de 5 años morirán por causas prevenibles en su mayoría antes de su quinto cumpleaños.
• 750 millones de mujeres habrán contraído matrimonio siendo niñas.

(Información Unicef 2016)

Nosotros hemos estado envueltos en una guerra espiritual desde que Satanás arrebato el control del mundo. Siempre hay que recordar la dualidad peligrosa de “enfatizar poco” la naturaleza espiritual del conflicto y una preocupación desmedida por el enemigo. Las oraciones hacen una profunda diferencia en la evangelización del mundo. 

Enseñarles a los hijos a orar es uno de los legados espirituales más importante que un padre o una madre cristiana les puede dejar a sus hijos. Con instrucción y el ejemplo de los padres, los niños pueden aprender que Dios desea comunicarse con ellos, que el Señor atiende sus peticiones y que hay poder en la oración. Desde una edad temprana, el enseñarles orar a sus hijos alimentará la vida espiritual de sus pequeños y les ayudará a formar una sólida relación con Cristo.

Dentro de los por qué orar con los niños encontramos los siguientes:

• Porque nos es necesario movernos más allá de lo conceptual e ir hacia lo práctico. No es suficiente orar por los niños hay que orar con ellos. La movilización es la cooperación y unidad en movimiento. Podemos y debemos unirnos en torno a la visión de niños y jóvenes como agentes de transformación.
• Porque por lo regular es el grupo social más abierto y receptivo al desarrollo de su vida espiritual. «La Ventana 4/14 es la edad que ofrece las oportunidades doradas para transformar el mundo».  
• Porque necesitamos atraer la atención de los niños que están en la Ventana 4/14, ellos necesitan ser fundamentados en Cristo ya que muchos tienden a perderse al madurar.
• Porque podemos ser preventivos y no sólo prescriptivos. Según George Barna, el 85% de las personas en los EE.UU. que van a tomar la decisión de seguir a Cristo lo harán entre las edades de 4 a 14 años.
• Porque de esta iniciativa nos desafiamos a “movilizar al Cuerpo de Cristo mundialmente para invertir en alcanzar, equipar y empoderar a la generación 4/14 para maximizar su impacto transformador.

• Porque Dios está llamando a hacer un cambio radical en la manera en que vemos a los niños y a ser receptivos a su importancia estratégica y su lugar dentro del reino de Dios. “estos niños, que con tanta frecuencia están sufriendo y son ignorados pueden ser transformados y transformar el mundo”.

• Porque en los niños formamos la cosmovisión, en los adultos frecuentemente necesitamos cambiarla. Esto requiere de una mayor inversión. Podemos ser más estratégicos con nuestros niños en su crecimiento espiritual y en poder empoderarlos con herramientas poderosas en el espíritu como lo es la oración.
• Porque Invertir tiempo, recursos y pasión por el Reino de Dios en los niños nos permitirá un traspaso generacional gradual de la fe y nos dará descanso sabiendo que hemos sido de provecho y guía a una generación que está expectante en influir en el mundo.
• Porque Nuestra visión y esperanza es poder maximizar el impacto de transformación.
• Porque Mientras aun ellos son jóvenes debemos movilizarlos para que puedan tener un impacto continuo por el resto de sus vidas.
• Porque Debemos también confrontar «el ministerio de la pobreza “es decir, de la escasez de oportunidades para el ejercicio de sus dones y para que alcancen su potencial en formas que honren a Dios y engrandezcan Su Reino.

Les invito a unirse a muchos otros quienes están haciendo un compromiso para cumplir con esta visión y hacer realidad esta esperanza. Para maximizar el impacto de transformación en niños y jóvenes en la Ventana 4 / 14 debemos responder a los desafíos espirituales, mentales, físicos, relacionales, económicos, y sociales que enfrentan.

Es crucial que los esfuerzos de la misión sean priorizados nuevamente y redirigidos hacia el grupo de los 4 a los 14 años de edad en todo el mundo. Esto requiere que seamos ampliamente conscientes de lo que está ocurriendo en sus vidas. Debemos también esforzarnos para comprender su naturaleza y los medios esenciales para criarlos. Sólo con este tipo de conciencia informada seremos capaces de llegar a ellos, moldearlos y levantarlos para la próxima generación para que ellos transformen el mundo.

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